domingo, 24 de enero de 2010

Working Holiday Visa


Como diría un personaje cordobés que conocimos a los pocos días de llegar, "aparentemente" las chicas estuvieron muy ocupadas como para actualizar el blog. Bah, la realidad es que -al contrario de lo que pensamos antes de venir- es bastante difícil conectarse a internet gratis en Nueva Zelanda, por lo que nuestros encuentros con el mundo cybernetico se dan esporádicamente cuando logramos colgarnos de alguna red cuyo dueño distraído olvidó bloquear con contraseña.
En fin, volviendo un poco a lo que nos concierne, es bastante difícil también resumir el día a día de este viaje porque cada jornada nos soprende con nuevas y mágicas aventuras (?), no, en serio, ya lo habíamos oído de otras personas que tuvieron la dicha de visitar este hermoso país pero ahora podemos ver con nuestros propios ojos que acá no se hacen planes a largo plazo. No, acá se vive el día a día, o al menos para los que estamos en esta "situación", es decir sin asentarnos permanentemente en ningún lado, teniendo siempre la sensación de que te podés levantar una mañana y quedarte sin laburo porque "no te necesitan más", sin flat (departamento) porque el dueño se hartó de que rompas las bolas hasta las 5 am todos los días o sin amigos porque se dieron cuenta de que no sos taaaan copado como pensaban.
Lo que quiero decir, es que al menos acá, en Nz, los flamantes portadores de una "Working Holiday Visa" somos realmente propensos a que la vida a su antojo disponga de nosotros. Fair enough for me! (No tengo quejas al respecto).
Ahora volviendo un poco a lo casi cotidiano (y digo casi porque todos los días tienen aunque más no sea un pequeño giro del destino que deja poco lugar a la rutina) la vida en Mt. Maunganui (nuestro hogar desde hace ya 3 semanas) es sencillamente genial.
Nuestro flat está a unas pocas cuadras de lo que sería el centro comercial del Monte y a unas escasas 3 o 4 cuadras de la playa. Es una casa muy grande de dos pisos. Ubicados en el primer piso, nuestros "vecinos de arriba" son 7 chicas inglesas y un chico canadiense con quienes no tenemos mucho contacto más que para pedirles usar el lavarropas o un "Hi, good morning, see you...".
En planta baja vivimos nosotras 3 con Juan, un argentino al que conocemos de hace tiempo (mismo barrio en buenos aires, mismo colegio y mucha gente en común) y Flavio, un escocés de padres chilenos. Juan y Flavio son los mejores flatmates (compañeros de flat) que tuvimos en lo que va del viaje.... bueno... son los únicos jaja... ahora en serio, los 5 nos llevamos muy bien y casi diría como hermanos. Hay muy buena onda entre todos, salvo cuando Juan deja todo sucio después de cocinar aunque no podemos reprocharle nada porque casi siempre nos cocina él. Flavio habla español e inglés obviamente, por lo que nosotras lo ayudamos a él con su español y él nos enseña inglés, aunque sospechamos que lo que más le divierte es insultar en "argentino", como se lo ha escuchado alguna que otra noche donde violentamente negó ser chileno o argentino diciendo la ya célebre frase "I'm not from Chile, I'm not from Argentina, I'M FUCKING SCOTHISH... CONCHA DE SU MA'!"
En cuanto al trabajo, las chicas están a la espera de una llamada telefónica que les diga si empiezan o no a trabajar en la Fish factory, y yo sigo en Amphora, un resto de comida italiana ubicado en el centro del Monte. Soy camarera y de a poco voy aprendiendo a hablar con los clientes, aunque los kiwis no se dejan entender mucho. En la cocina está Pablo el cordobés, s uno de los chicos que forma parte de "la colonia" (La Colonia es un grupo cosmopolita, somos nosotros, los latinos que nos juntamos en el Monte y a los que ya se refirieron las chicas) así que por suerte de vez en cuando tengo un respiro y puedo hablar con él en español, aunque si nos escucha Mike, el dueño, nos pega una puteada y volvemos cada cual a su quehacer.
Así que por el momento (notesé que acá todo es por el momento) el Monte nos alberga, teniendo a favor que acá las distancias son realmente cortas (comparando con Argentina) y en 3 o 4 horas estamos en la otra punta de la isla, como por ejemplo ahora que mientras caro se hace responsable de nuestras vidas manejando la van por la ruta, yo escribo y boludeo con la netbook.
Estamos volviendo de lo que fue una mini escapada de fin de semana (me dieron el weekend off en el laburo). Pasamos primero por una playa llamada Hot Water Beach, que nos dejó con la boca abierta porque es realmente muy linda y porque además era un toque distinta a lo que veniamos viendo. Tiene las olas más poderosas que vi en la vida, ya sé que no soy parámetro pero realmente eran muy grandes, lo que nos dio un indicio de por qué había tantos fuckings surfers.
La Hot Water Beach es uno de los escenarios de postal de la isla norte, famosa por los agujeros tamaño bañadera que la gente hace en la arena para poder disfrutar del agua caliente que emerge debido a encontrarse algunos metros debajo de la superficie una roca volcánica. Por lo que si van a visitar la Hot, se aconseja hacerlo provisto de una pala y ganas de calcinarse como un boludo abajo del sol haciendo un aguijero para chapotear dos minutos y aburrirse de lo pelotudo que es acostarse en la arena con 20 cm de agua caliente. Nosotras no llevamos pala asi que nos dispusimos a observar boludos nomás.
Siguiendo viaje hacia el norte por la Península Coromandel, paramos en un lugar llamado Cathhedral Cove, ubicado en una localidad con un nombre olvidable. Cathedral es una reserva natural muuuy linda donde se puede admirar el resultado de la erosión sobre las rocas costeras que forma una especie de cueva gigante la cual se atravieza para llegar a una playa sin mayores características que las demás playas, pero el conjunto vale la pena.
Así se nos fue todo el día del sábado, para darnos cuenta de que siendo las 6 de la tarde todavía no habíamos llegado a Coromandel (nuestro destino) y faltaban algunos kilómetros.
Ese último tramo fue fatal, ya que agarramos una ruta digamos que alternativa y hasta letal pero que de alguna manera nos acortó el camino y pudimos llegar antes de que anocheciera.
Una vez en Coromandel Town nos dimos cuenta de que era muy tarde para hacer todo el camino hacia la punta de la península y zona de camping (requería una hora más de viaje) por lo que terminamos usando las facilidades de un pintoresco backpackers y durmiendo en nuestra querida y hermosa Chancha.
Esta mañana nos levantamos y vimos que el cielo estaba por caerse abajo, por lo que emprendimos la retirada quedándonos con las ganas de volver con mejor tiempo para recorrer como se merece aquél lugar tan lindo.

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